El oxígeno de Scopelli.

Scopelli en Os Belenenses
Scopelli en Os Belenenses

Nacido en La Plata un 12 de mayo de 1908, Alejandro Scopelli fue un futbolista de gran habilidad e intuición, un magnífico armador del juego dotado de gran peligro en acciones atacantes. El ‘Conejo’ Scopelli, como era conocido fue componente de aquella mítica delantera de ‘Los profesores’ de Estudiantes integrada por: Miguel Ángel Lauri (apodado Flecha de Oro), Alejandro Scopelli (el Conejo), Alberto Zozaya (Don Padilla), Manuel Nolo Ferreira (el Piloto Olímpico) y Enrique Guaita (el Indio).

Dicha delantera es una de las más goleadoras de la historia del fútbol argentino, en 1931 anotaron 104 tantos, Zozaya anotó 33 goles y Scopelli 31. Pese a ello no consiguieron alzar ningún título, posiblemente porque les faltó algo de regularidad, pero para el recuerdo quedan grandes goleadas y un fútbol de altísima escuela.
El admirado y legendario periodista argentino Félix Daniel Frascara llegó a decir sobre ellos que fue «la mayor expresión de arte colectivo sobre una cancha».
Scopelli se convirtió en uno de los primeros jugadores de su país en probar suerte en el fútbol europeo. Se marchó al AS Roma, donde jugó entre 1933 y 1935 y posteriormente regresó a Argentina, para jugar con la casaca de Racing de Buenos Aires, aunque por poco tiempo. Inmediatamente después la fascinación y atracción que Europa ejercía sobre él,  le llevó en esta ocasión a Paris, donde jugó con la casa del Red Star.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial, le hizo cambiar nuevamente de aires,  Scopelli, acompañado por Óscar Tarrio y Francisco Tellechea, se marchó a Portugal para buscar seguridad. Allí el club de los Belenenses se interesó por los tres futbolistas argentinos y los firmó.  En las filas del club luso consiguió un tercer puesto y fue finalista de la Copa de Portugal en la 39/40.
Su siguiente destino sería Universidad de Chile, que acababa de ascender a la primera división y allí en 1940, conquista el primer título profesional del cuadro Universitario. Jugó en Universidad hasta 1943, año en el que cuelga las botas.
A su retirada inicia una extensa carrera como DT tanto en América como en Europa. Entre otros muchos equipos dirigió y tomó el relevo del ‘Ballet Azul’ de Universidad y Luis Álamos en 1967. Tampoco podemos olvidar su paso por el Valencia, en la campaña 1962-63. Scopelli supo proseguir el buen trabajo desarrollado por Domingo Balmanya en la temporada anterior y reeditó el éxito de alcanzar el título de la Copa de Ferias, venciendo en la final al Dinamo de Zagreb y dejando apeados en el camino a los escoceses Celtic, Dunfermline y Hibernian.
Fue un gran técnico, dirigió entre otros a Belenenses, Oporto, Espanyol, Valencia, Universidad de Chile, Selección chilena, Sporting de Lisboa,  Selección portuguesa, Selección mexicana…
Sobre su brillante y extensa carrera como técnico nos detendremos en una etapa concreta en la que estuvo al frente del Espanyol, donde puso en práctica sus ideas innovadoras.
Allí tuvo bajo sus órdenes a Joaquín Tejedor, que llegó a jugar en el Barça de Kubala, un ex-futbolista de ya 78 años de edad que recuerda a Scopelli de la siguiente manera:
“Scopelli era muy exigente, el que nos controlaba más y el que nos obligaba a recuperar a base de oxígeno en los descansos».
Y es que en efecto, aquel Espanyol de Scopelli que estuvo cerca de conquistar la Liga –finalmente azulgrana– en la temporada 1952-53 pasó a la historia como el “Espanyol del oxígeno”. Tejedor recuerda como Scopelli tenía colocadas varias bombonas con sus mascarillas en el vestuario. Por allí pasaban todos para probar un método que hoy sería discutido por los más puritanos con los sistemas extradeportivos. «Nos vigilaba mucho, pero no podía evitar que en los largos viajes en autocar, tras parar a medio camino para comer, abriéramos una ventana trasera». Allí, como si se tratara de un cigarrillo prohibido, se pasaban los jugadores blanquiazules el pitillo.

Y es que pese a tener un equipazo con Marcel Domingo, Argilés, Parra, Artigas, Arcas, Marcet, Mauri… el inesperado éxito del Espanyol se atribuía a la brujería de su entrenador, el argentino Alejandro Scopelli,
Los periquitos se jugaron media Liga con el Barça y según cuenta el periodista Juan Segura Palomares al llegar a Les Corts tuvieron que inhalar anhídrido carbónico en lugar del oxígeno de Scopelli: «Al llegar al vestuario visitante, el Espanyol se encontró con que se había hecho una pira con toallas quemadas, y el ambiente era irrespirable. No pudieron tomar oxígeno y, a partir de entonces, en derbis sucesivos, los jugadores del Espanyol acudían a Les Corts ya cambiados desde Sarrià».
Todo ello en un partido en el que el Espanyol llegó como líder y en el que se produjeron numerosos incidentes y una avalancha en Les Corts tras la que se difundió que solo hubo heridos pero en la que hubo un fallecido.
De esta forma Scopelli introdujo esta innovación que puso en práctica en el fútbol español en varios equipos. En Valencia también, donde Nando Yosu que fue compañero de los Juanito Sol, Urtiaga, Claramunt, Héctor Núñez, Hidalgo, Chicao… vivió de primera mano las tácticas de Scopelli: “Lo tomábamos en el descanso. La primera vez estaba un poco preocupado y llamé a mi padre, que de oxígeno sabía un poco. ‘Aita, que nos dan oxígeno’, le dije. ‘Pues tranquilo, que es bueno’, me contestó”.
Cierto es que el Valencia tenía un gran equipo pero resulta cuando menos curioso el hecho de que aquel Valencia conquistó su segunda Copa de Ferias ante el Estrella Roja.
Una curiosa historia alrededor de este técnico, del “Conejo” Scopelli, aquel brujo del oxígeno que dejó huella en el fútbol español por su buen hacer como técnico y sus curiosos métodos de trabajo, sobretodo teniendo en cuenta de que hablamos de las décadas de los cincuenta y sesenta cuando al menos en fútbol la oxigenoterapia y las cámaras hiperbáricas eran totalmente desconocidas.

Fuentes:

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=463128&idseccio_PK=1011

http://www.elcorreodigital.com/alava/prensa/20070330/deportes/leyenda-salvador_20070330.html

Mariano Jesús Camacho.

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